Juanma Lillo intentó desanimar a Pep Guardiola: “ Has de hacer el plan, pero no podrás ejecutarlo ”, le dijo. Pep le respondió que sí podría. Lillo insistió: “ No podrás ”. Y Guardiola, tozudo por naturaleza, insistió, repitió y persistió. Pero la realidad acabó por darle la razón a Lillo, entrenador de conocimientos oceánicos, erudito como pocos, autor intelectual del juego de posición , aunque vilipendiado por tantos y tantos aficionados que, al no entenderle, optan por despreciarlo. No por Guardiola, que valora a Lillo como a uno de los grandes técnicos mundiales. El debate que reproduzco tuvo lugar en el domicilio de Lillo pocos días antes de que Pep empezara a dirigir al Barça Atlétic, entonces en Tercera División. El motivo de la discusión era la planificación de la primera semana de entrenamiento. Pep había diseñado seis días seguidos de trabajo, con varias dobles sesiones. Estaba todo milimetrado: jornadas, ejercicios, cargas… Lillo quería disuadirle: “ No podrás ejecutarlo ”. ...