Se cumple casi un mes desde que decidieron prescindir de mis servicios al frente del juvenil preferente de la U. D. Los Prados. La situación era muy compleja: malos resultados, jugadores que no asistían a los entrenamientos e incluso a los partidos, un club que no podía traer a jugadores nuevos por diversos motivos (lejanía, economía,...),...
La situación ya se veía venir (durante el primer mes de competición, determinadas personas de dentro del club, ya me advirtieron de que si no bajábamos de categoría sería un milagro). Aun así, el reto me apetecía y me encontraba dispuesto a afrontarlo con las mejores de las ilusiones y con una motivación altísima.
El trabajo que comenzamos tanto mi ayudante (Emilio Cuenca) como yo fue "diferente". Podría explicarlo y soltar una parrafada en la cual alguien se perdería, pero ya saben, hay imágenes que valen más de mil palabras, así que eso haré:
. Se elaboró una planificación conceptual, es decir, una planilla que abarcaría todos los microciclos por una parte, y todos los conceptos (condicionales, psicológicos, coordinativos y cognitivos) que, a priori, creo interesantes para el desarrollo del juego. Cada vez que se trabajaba uno de estos contenidos se marcaba con una "x".
- Del mismo modo, también se elaboró una planificación táctica, la cual representaba los períodos de la temporada por semanas o microciclos con el trabajo correspondiente a la parcela táctica que se realizaba en cada sesión de entrenamiento, así como al final del microciclo.
- También usamos documentos con los que, el que más y el que menos estarán familiarizados:
planilla sesiones, hoja registro asistencia, hoja estadística, informe de partidos, pulsómetros en algunas sesiones,... e incluso una hoja que corresponde a un plan de reestructuración durante cada partido (si fuera necesario).
En cuanto a las directrices metodológicas, comenzamos usando una línea de actuación que nos acercaba mucho a la periodización táctica, la cual me había proporcionado buenos resultados en mi último equipo.
Con el discurrir de las jornadas el equipo no asumía los patrones de comportamiento que nosotros intentábamos fomentar. Este vacío en el juego y las características y nivel de los jugadores me hicieron replanteármelo todo. Si continuábamos de esta manera no obtendríamos nada nuevo, y si algo era evidente, era que la situación tenía que cambiar cuanto antes.
Con el tiempo fui cambiando mi percepción y mis prejuicios a la hora de afrontar la dirección de un equipo. Cada equipo es diferente, ya que cuenta con jugadores diferentes a los que tenías en el equipo anterior. Es más, incluso dentro de un mismo equipo los jugadores no son iguales, (por suerte, ya que...¿qué técnico querría que todos sus jugadores fueran iguales? Yo no).
Una nueva moda vestida de corriente metodológica estimulante para el futbolista (esto último es falso, solo es estimulante para los técnicos) se ha hecho con las riendas de los pensamientos, reflexiones, artículos,... más novedosos que todos los aspirantes a entrenador de élite leen y estudian.
El fútbol no se inventó ayer, ni el mes pasado... ¿Qué quiero decir con esto?
- Cuidado con sobrevalorar la figura del técnico (yo lo hice y me di de bruces).
- Cuidado con apuntarse a las "modas". Siempre existirán y se basarán en el éxito que consiguió tal o cual entrenador de relumbrón (lo que no se menciona nunca en estos textos es con los jugadores con los que contaba...).
- Cuidado con decir que creas entrenamientos para tus jugadores, cuando en realidad, solo creas entrenamientos para entrenadores (el mejor profesor de la escuela de entrenadores no tiene por qué ser el entrenador que más partido saca a su equipo)
- Cuidado con la sobrevaloración y sobredotación de las capacidades del futbolista.
- Cuidado con olvidar la esencia del juego, el fútbol de la calle, al arte de amar el balón por encima de las pizarras y de las flechas...
- CUIDADO CON OLVIDARSE DEL JUGADOR (de nada valen todos los conocimientos sobre el fútbol, todos los instrumentos que utilices, todas tus ideas sobre el juego... si no sabes llegarle al jugador).
Siento haberme desviado del tema que abría esta entrada. Sí, ese tema era el de mi cese. No voy a entrar a valorar si hicieron bien o mal en invitarme a dejar el equipo (que no el club, todo hay que decirlo y agradezco dicho gesto). No voy a criticar dicha decisión ya que yo era el primer interesado en acabar cuanto antes con esta "pesadilla". Si no puse punto y final antes fue por no incumplir mi palabra (sigo creyendo en ello) y por no dejar tirados a mis jugadores (es cierto que muchos de ellos dejaron el equipo sin importarles nada, pero con que haya tan solo uno que crea en mí, me veo en el deber de no fallarle y de ser un ejemplo hasta el final).
El problema para el club fue que, al comunicar a los jugadores la decisión de mi cese, la mayoría se marchó del equipo. Estos reprocharon la decisión (algunos expusieron argumentos certeros y precisos que molestaron a algunos dirigentes). Desde el club respondían que se buscaba un revulsivo, una persona que los motivase en las jornadas que restaban. El hecho es que, pasado un mes, el equipo no ha conseguido ningún punto ante rivales contra los que sumamos varias victorias en la primera vuelta.
En conclusión: esta temporada ha sido muy dura, muy desilusionante, muy desgastadora, muy cruel, muy poco reconfortante. No quiero con ello "echar balones fuera", ya que si alguien cometió errores ese fui yo.
Aun así, ha sido una temporada muy enriquecedora, quizá más que todas las que viví anteriormente.
El hecho de alejarme de los banquillos me ha "liberado". No sé cuándo volveré a otro. De hecho no sé ni si volveré... Lo único que sé, es que solo puedo dar las GRACIAS de todo corazón a las personas que me han rodeado en esta última etapa futbolística, ya que sin ellas estas líneas no habrían sido posibles. Gracias a todos los que componen la U. D. Los Prados: dirigentes, empleados, técnicos,...pero sobre todo le quiero dar las gracias a los jugadores a los que entrené(y por descontado a Emilio). Desde el primero al último. Desde el que jugaba más hasta el que jugaba menos, desde el más disciplinado hasta con los que discutí y acabaron dejando el equipo (me arrepiento por ello). De todos me acuerdo y de todos aprendí.
MIL GRACIAS.
Ahora y no antes, es cuando puedo dar lugar a la frase que protagonizaba la entrada:
"Cuando llega la oscuridad se pueden ver las estrellas".




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